Cuando hablamos de soluciones frente al cambio climático, los créditos de carbono se han convertido en una de las herramientas más mencionadas… y también más polémicas.
Gobiernos, empresas multinacionales e incluso aerolíneas los utilizan para anunciar que son “carbono neutral”: básicamente, compensan las emisiones que generan comprando créditos que representan reducciones o capturas equivalentes de CO₂.
Pero surgen las preguntas inevitables:
La respuesta no es sencilla. Por un lado, los créditos son una herramienta válida y reconocida internacionalmente para acelerar la acción climática. Pero, por otro, su falta de transparencia ha dado pie a dudas, críticas y a un problema cada vez más frecuente: el greenwashing.
Es decir, proyectos o empresas que presumen ser “neutros en carbono” sin que exista evidencia clara o verificable de que realmente compensaron sus emisiones.
Y aquí es donde entra en juego una tecnología que puede cambiar las reglas del juego: blockchain.
En lugar de depender de reportes internos o documentos que solo algunas instituciones pueden auditar, blockchain permite registrar cada crédito de carbono de manera pública, descentralizada e inmutable.
Eso significa que cada acción —desde la emisión de un crédito hasta su “retiro” (cuando se usa para compensar emisiones)— queda registrada en un libro contable global que cualquiera puede consultar en cualquier momento.
El resultado:
En otras palabras: los créditos de carbono dejan de ser promesas vagas y se convierten en activos climáticos con trazabilidad verificable.
Un crédito de carbono es, en términos simples, la unidad de medida del clima.
Cada crédito representa la reducción o eliminación de 1 tonelada de CO₂ equivalente (tCO₂e) de la atmósfera.
Esto significa que cuando se crea un crédito, hay detrás un proyecto que realmente hizo algo para capturar o evitar emisiones.
Los créditos de carbono provienen de distintos tipos de proyectos:
Imagina que una empresa produce 100 toneladas de CO₂ al año en sus operaciones (oficinas, transporte, energía, etc.).
Para declararse “carbono neutral”, esa empresa podría:
1. Reducir sus emisiones con acciones internas (usar energía renovable, electrificar su flota, etc.).
2. Compensar lo que no puede reducir comprando 100 créditos de carbono, cada uno equivalente a una tonelada retirada o evitada en otro lugar.
De esta forma, en el balance total, la empresa logra “neutralizar” su huella.
👉 Hasta aquí parece sencillo, pero el problema es que no siempre hay certeza de que ese crédito represente un impacto real.
¿Se plantaron realmente los árboles? ¿Siguen vivos? ¿El proyecto sigue funcionando?
Y aquí es donde blockchain puede transformar la confianza en este sistema, garantizando que cada crédito tenga trazabilidad y verificación pública.
A primera vista, los créditos de carbono parecen una herramienta brillante: compensas lo que contaminas apoyando proyectos que reducen o eliminan CO₂. Sin embargo, el sistema actual tiene un gran punto débil: la falta de transparencia.
En la práctica, es muy difícil comprobar aspectos clave como:
Este vacío de información abre la puerta al greenwashing:
empresas que presumen ser “carbono neutrales” en campañas publicitarias, pero que en la práctica no tienen pruebas verificables de que el CO₂ realmente se eliminó.
El resultado es desconfianza: tanto para consumidores que quieren elegir marcas responsables, como para proyectos auténticos que terminan perdiendo credibilidad porque el mercado está contaminado de promesas vacías.
La mayor promesa de blockchain en el mercado de créditos de carbono es transformar la confianza en hechos verificables.
En lugar de depender de reportes internos que nadie fuera de la empresa puede comprobar, blockchain permite que cada crédito tenga vida propia dentro de una red pública e inmutable.
1. Registro público e inmutable
Cada crédito de carbono se emite en la blockchain con un registro
único.
Una vez creado o retirado, nadie puede alterarlo, duplicarlo o
“hacerlo desaparecer”.
2. Rastreo completo: del origen al retiro
Cada crédito tiene
un ID único que lo conecta con el proyecto específico que lo generó:
🌳 Un bosque reforestado.
🔋 Una planta solar.
🌾 Un
programa de agricultura regenerativa.
Esto permite seguir el
recorrido completo del crédito, desde su creación hasta que es usado
para compensar emisiones.
3. Verificación abierta
Cualquier persona —usuarios, clientes,
4. Fin al doble conteo
El gran problema de los créditos
tradicionales es que podían venderse varias veces.
Con
blockchain, un crédito solo puede tener un dueño en un momento dado y,
una vez retirado, se marca como “usado para siempre”.
Con esta tecnología, los créditos dejan de ser promesas vagas en un PDF y se convierten en activos digitales transparentes.
En pocas palabras, blockchain convierte los créditos de carbono en algo auditable, confiable y a prueba de greenwashing.
En UBU integramos blockchain para garantizar que cada acción de la comunidad tenga un impacto real y comprobable:
Esto significa que caminar con UBU no solo es saludable y divertido, sino que también tiene una trazabilidad ambiental visible, sin posibilidad de manipulación.
La combinación de mercados de carbono + blockchain puede transformar la forma en la que medimos y confiamos en el impacto climático.
Y lo mejor: herramientas como UBU acercan este sistema a cualquier persona. Ya no es un mecanismo exclusivo para grandes corporaciones, sino algo que puedes activar con tus pasos diarios.
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